25 de mayo de 2012

Las enseñanzas universales del deporte


Niños jugando a algo parecido al voleibol en la
escuela "Km 42" en Tailandia. [Foto: Colabora Birmania]

Es curioso cómo hay sentimientos globales que se repiten en las más diversas culturas y sociedades. La emoción que genera el deporte es una de ellas. Sería mejor referirnos a "las emociones", porque no es una sino muchas. Son incontables, no tienen fin; pero podemos encontrar notas comunes y paralelismos realmente sorprendentes entre ellas. Sí, lo sé... ya escribí sobre eso. Pero hoy os quiero poner ejemplos concretos.


Pensemos en un muchacho de cualquier colegio español (le llamaré Tomás por ponerle algún nombre) que encuentra en una escuela de voleibol para principiantes una vía de escape a una situación desagradable en clase o una época difícil en casa. Pensemos después en una persona adulta de cualquier país de Europa (venga, vamos a llamarla Carla) que consigue canalizar el estrés que le genera su trabajo gracias a que se distrae un par de horas a la semana practicando el deporte que le gusta: baloncesto, fútbol, el que sea.

Joven practicando Muay Thai.
[Foto: brianwalker.es]
Pensemos ahora en Nyunt. (Me ha costado elegir el nombre, dada la curiosa forma que tienen los padres birmanos de elegir los nombres de sus hijos). Nyunt ha nacido en Birmania, pero debido a la delicada situación de su país, vive en Mae Sot, en un campo de refugiados en la frontera con Tailandia. Tiene dieciséis años, y al igual que otros niños y jóvenes de la zona, no dispone de muchas vías de escape para su cruda realidad. Pero encontró en el deporte un modo de evadirse y de desahogarse. Acudió a un "Khaimuay", que es un centro de entrenamiento de Muay Thai, una interesante modalidad de lucha especialmente dura. No solo es el deporte nacional de Tailandia, sino también una forma de expresión cultural.

Esa sensación de evasión, la plenitud de comprobar los propios límites y de sentirse bien con uno mismo y con su cuerpo... son sensaciones que viven de formas muy parecidas Tomás, Carla y Nyunt. Y me atrevo a decir que los tres sacan del deporte otras lecciones muy válidas, como la de aprender a controlar sus decepciones, a organizar su cabeza para marcarse metas y perseguirlas y otras muchas enseñanzas aplicables a otras facetas de la vida.

Debe ser muy grande eso del deporte para conseguir ser un punto de unión entre personas que viven en unas condiciones tan diferentes.

Por cierto, para todos los que os preguntéis por qué me he ido por los cerros de Úbeda en este post, os diré que lo he hecho para responder a un reto de la ONG Colabora Birmania, que nos invitó a enlazar el tema de nuestro blog con su campaña "Ahora te toca a ti". Se trata de la primera aplicación móvil desarrollada por los propios niños birmanos con su imaginación como única herramienta, y a través de la cual se puede donar de una forma muy original. Si tenéis Android, os animo a que la descarguéis gratis aquí. Y, a todos los demás, os pido que empleéis unos minutos en ver el vídeo de cómo la hicieron. A mí ha conseguido arrancarme una lagrimita... ¡No tiene desperdicio! Para terminar, y por si yo no os he convencido, aquí os dejo el vídeo de alguien relacionado con el deporte que quizá sí os persuada mejor:


 Y, aquí, un precioso vídeo sobre "El mejor trabajo del mundo": el que realizan las madres de los deportistas, las que les animan en los momentos duros a seguir siendo fieles a sus compromisos y les inculcan los valores universales del deporte de los que estamos hablando:




Un abrazo y prometo que el próximo post hablará de voleibol... :-)


Muay Thai. [Foto: brianwalker.es]

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