España ha ganado tres de los cuatro enfrentamientos que lleva en una Liga Europea cuyos compromisos han caído este año de forma un tanto caprichosa: dos jornadas seguidas en casa, dos jornadas seguidas contra Grecia, dos jornadas casi seguidas (con descanso en medio, ni hecho aposta para que yo pueda asistir a la boda de mi hermana) fuera.
A Valladolid llegaron con ganas pero tardaron una tarde en darse cuenta de que ya había empezado la cosa, de que después de las pocas semanas que tuvieron para prepararse juntos en el CAR de San Cugat era el momento de demostrar que tenemos grupo para rato. Hizo falta una derrota contra Holanda, una verdadera pena en una primera jornada en la que habría sido una alegría estrenarse con éxito.
Pero se quedó en eso, porque hay que saber dar la importancia justa a una derrota incómoda pero que no parece esconder en absoluto ningún fallo de forma. España devolvió la pelota al día siguiente a Holanda al pagarles con su misma moneda, dejando su marcador en blanco, en un partido en el que por primera vez pudimos ver al equipo “ambicioso y muy capacitado” que alabó Guillermo Hernán al final del encuentro. Ahí comenzó una racha de victorias que continuaría en el Aguas Vivas de Guadalajara, donde los nacionales vencieron a Austria en ambas ocasiones (aunque regalándoles un set cada día y sin protagonizar actuaciones espectaculares). Como explicaba Fernando Muñoz al término del segundo encuentro, el problema a pesar de las victorias radicó en que se rebajó el nivel del juego al tener en frente a un equipo cuya calidad es, en principio, menor. No es tarea fácil evitar eso, pero la respuesta está en concentrarse en el juego propio “independientemente de lo que se tenga delante”, como explicó también ese día el líbero de la selección, Francesc Llenas.
Poco que reprochar en su arranque a un grupo bueno con todas las papeletas para ser muy bueno, y que ya está dejando atrás la manida coletilla del cambio generacional para, con el impulso de su nuevo seleccionador dirigiendo la orquesta, ser por fin reconocido sin excusas como un grupo sólido y respetado.
España lidera a día de hoy el grupo B (seguido de cerca por Holanda, ya que ambos han perdido sólo un partido contra el otro), y ya piensa en Grecia, que ganó sus dos partidos a Austria y perdió los dos contra Holanda, y contra quien se enfrentará nada menos que cuatro veces seguidas.
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